Lo que no te dicen sobre los analgésicos y por qué la fisioterapia es una mejor opción
Tomarte un analgésico cuando te duele algo es casi un reflejo automático. Dolor de espalda → pastilla. Rodilla resentida → pastilla. Cuello tieso como robot viejo → otra pastilla. Pero, ¿alguna vez te has preguntado si esa es realmente la mejor solución o si solo estás muteando el problema como cuando bajas el volumen de una alarma en lugar de apagarla?
No me malinterpretes, los analgésicos tienen su lugar (tampoco queremos que andes por la vida de malas e irritado por el dolor). El problema es cuando se vuelven tu única estrategia para lidiar con el cuerpo que cruje más que una puerta vieja. Aquí es donde entra la fisioterapia, que no solo trata el dolor, sino que busca resolver la causa para que no vivas dependiendo de una caja de pastillas como si fuera tu amuleto de la suerte.
🚨 El problema de los analgésicos: Más parche que solución
Los analgésicos pueden parecer mágicos, pero hay algunas letras chiquitas que nadie te lee en voz alta:
❌ No solucionan el problema: Solo apagan la alarma del dolor, pero el incendio sigue ahí. Si una tubería se rompe en casa, no solucionas el problema con tapar la fuga con chicle… ¿verdad? (O sí, pero mala idea).
❌ Uso prolongado = más riesgos: Irritación estomacal, presión alta, y en algunos casos, dependencia. Básicamente, puedes terminar con más problemas de los que empezaste.
❌ Pueden ocultar señales importantes: Si te tomas una pastilla y sigues moviéndote mal, podrías estar agravando la lesión sin darte cuenta. Es como desactivar el check engine del coche en lugar de ir al mecánico.
Si solo tomas analgésicos y no tratas la causa, el dolor tarde o temprano regresa… y con más ganas.
🔥 ¿Y si en vez de apagar la alarma, solucionamos el problema?
Aquí es donde la fisioterapia brilla más que un influencer con aro de luz. A diferencia de los analgésicos, que solo te dan alivio temporal, la fisioterapia:
✔️ Encuentra la raíz del problema: No solo tapa el dolor, sino que identifica qué lo está causando (tu mala postura, tu falta de estiramiento, o que creíste que podías cargar el garrafón como Hulk).
✔️ Mejora el movimiento: A través del ejercicio terapéutico, tu cuerpo se fortalece y aprende a moverse mejor. Básicamente, te enseña a no moverte como un Playmobil oxidado.
✔️ Evita que el dolor vuelva: Con un plan personalizado, reduces el riesgo de que esa molestia regrese cada semana como factura de suscripción olvidada.
💊 Movimiento vs. Medicamentos: ¿Quién gana?
No vamos a decirte que tires todas las pastillas y vivas a base de estiramientos y esperanza (aunque suena bonito). Los analgésicos pueden ser útiles en ciertos momentos, pero si el dolor es recurrente o crónico, la fisioterapia es la opción ganadora.
Si cada vez que te duele algo, solo tomas una pastilla sin hacer nada más, es como tratar de esconder la ropa sucia bajo la cama: tarde o temprano alguien (o en este caso, tu cuerpo) lo va a notar. El movimiento bien guiado y la fisioterapia pueden ayudarte a despedirte del dolor sin depender de medicamentos.
Así que, la próxima vez que sientas una molestia, antes de correr al botiquín, piensa en que quizás sea momento de darle una oportunidad a tu fisioterapeuta de confianza. Tu cuerpo (y tu estómago) te lo agradecerán. 😉💪